¿Cuál es la dieta que recuerdas que te dio mejores resultados?
¿Por qué no continuaste con esa dieta?
Si estás a dieta en estos momentos, ¿qué tan difícil es?
¿Por qué cuesta tanto continuar una dieta?
Todas estas preguntas son siempre una incógnita para todas aquellas personas no han entendido cual es la dieta que realmente funciona. Pero antes de llegar a esa respuesta es importante que entendemos que tanto un atleta como un cristiano, ambos están llamados a tener una buena salud física y mental.
La misión del cristiano es algo que hemos dado por menos nosotros lo que formamos el cuerpo de Cristo y que muchas veces pensamos estar cumpliendo con ir a la Eucaristía los Domingos y rezar el rosario de cuando en cuando y con la intensión de que “ojalá que sea cortito para salir rápido de eso”.
Estas prácticas son de vital importancia para el cristiano si las viviéramos con el sentido y la devoción correcta, pero ni siquiera eso muchas veces hacemos bien.
Este artículo no está para juzgar a nadie. Más bien queremos concientizar sobre lo importante que es para nosotros tener una buena dieta y una rutina de ejercicios que nos ayuden a fortalecernos como soldados de Cristo y como en palabras de Pablo que seamos buenos atletas en esta carrera de la vida.
Retomando al inicio de las preguntas, cual deberías ser nuestra preparación entonces para se un cristiano de juegos olímpicos, de calidad mundial?
Pues empezaríamos diciendo que una gran parte de nuestra dieta está en la palabra. Aquellos 2 discípulos que iban camino a Emaus fueron interceptados por Jesús resucitado y una acción casi inmediata fue que les explicó las escrituras. Estas nos ayudan a conocer a nuestro Señor, un buen cristiano va a la palabra para nutrirse de ella, para vaciar su corazón de todo lo negativo y llenarlo del mensaje de salvación, de esperanza, de paz y especialmente de amor.
Otra acción que tomó el Señor fue entablar una conversación, sinónimo de oración. ¿Como es nuestra oración con el Señor? ¿Cuánto tiempo dedicamos a eso? ¿De qué forma le hablamos a nuestro Padre?
Un cristiano en forma (de Cristo) habla mucho con Dios, como lo hizo el maestro.
Y finalmente, Jesús parte el par y lo comparte con los discípulos. Como un signo eucarístico, como un acto litúrgico que alimenta el alma de atleta. Que renueva las fuerzas y que trae aliento de vida al hombre que estaba muerto y perdido.
La dieta de los cristianos debe incluir estas prácticas, claro está que no es un camino fácil. Como quien quiere competir en unos juegos nacionales o a nivel internacional, debe esforzarse mucho, entrenar mucho, sacrificar mucho. Nosotros también debemos hacerlo no por algo menos importante, al contrario, es por algo trascendente.
El que quiere seguirme, que tome su cruz y me siga. Mi yugo es suave y ligera mi carga. Si esa cruz la abrazamos con lazos de amor… se vuelva la mejor carrera de nuestra vida.
Vamos adelante atletas de Cristo.